3 años han pasado desde la explosión de una toma clandestina en Tlahuelilpan donde murieron 137 personas.
Todo comenzó el 18 de enero del 2019 a las 14:30 horas cuando fue descubierta una fuga de gasolina en una toma clandestina.
Esto ocurrió en el poblado de San Primitivo sobre el kilometro 226 del ducto Tuxpan – Tula que abastece a la ciudad de México.
A las 15:40 se comenzó a esparcir la noticia de que había una fuente de gasolina brotando desde el ducto y muchos vecinos del lugar comenzaron a acercarse.
Trajeron consigo bidones, cubetas y hasta pequeños tanques para recolectar el hidrocarburo arriesgándose a los gases tóxicos del mismo.
Elementos del ejercito invitaban a las personas a retirarse del lugar pero nadie les hizo caso y cada vez eran más las personas que llegaban.
Más corporaciones policiacas arribaron y para evitar la confrontación se mantuvieron alejados de la toma.
A las 18:51 ocurrió lo inevitable, una chispa provocó que explotara el ducto mientras decenas de personas aún se encontraban en el lugar.
Por las noticias y redes sociales corrieron rápidamente imágenes de personas en llamas corriendo por los sembradíos que abundan en la zona.
Los gritos y alaridos de estas personas eran tan fuertes que erizaban la piel, las imágenes de las personas quemadas no eran menos escalofriantes.
Se desplegó un operativo conjunto entre el gobierno federal y estatal junto con Pemex, IMSS, Sedena, Semar y el Centro Nacional de Inteligencia.
Llegaron al principio una decena de ambulancias las cuales fueron insuficientes, minutos más tarde llegaron helicópteros para trasladar a los heridos.
Son las 21:20 horas y Pemex informa que el suministro de gasolina a la Ciudad de México no se verá afectado.
A esta hora la cifra de heridos ascendía a 71 personas mientras que la cifra de personas muertas ascendía a 21.
A las 22:30 horas se instala un centro de mando a 800 metros del incidente para la atención de las victimas y se comienza con la carpeta de investigación.
Madres, padres, hermanas y hermanos buscan con desesperación a sus familiares, gritan desde lo lejos pues ya a nadie se le permite el acceso.
A las 00:45 horas llega el presidente de la república, Andrés Manual López Obrador para supervisar las tareas de rescate y mitigación.
Ahí se da la orden de atender a todos los heridos, sean o no derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Entrada la madrugada se habilita una página para informar el nombre de las victimas mortales que se han registrado hasta el momento.
A estas hora el incendio ya se encuentra controlado y comienzas las labores de investigación.
Es a partir de este momento que empieza un viacrucis para quienes sufrieron quemaduras, en su mayoría de tercer grado y en la totalidad del cuerpo.
Algunas personas son trasladadas a Estados Unidos por medio de la fundación Michou y Mau que ayuda a victimas de quemaduras.
A lo largo de los meses la cifra de muertos aumenta de forma constante hasta llegar al número de 137 personas.
Algunas de ellas agonizaron por meses antes de perecer, otras corrieron con mejor suerte y ya se encuentran recuperadas.
Pero las secuelas de las quemaduras quedan y son visibles y ahora viven estigmatizados y sin oportunidades.
A 3 meses de la tragedia los deudos de las victimas exigen al gobierno federal cumpla las promesas hechas durante la tragedia.
Entre las promesas destacan la comprar del terreno donde ocurrió el siniestro y la construcción de una capilla para la oración.
Hoy, familiares de las victimas se reúnen para recordar a sus deudos y pedir por ellos en una misa abierta al público.
En el aire se respira tensión, tristeza y abandono, aunque ya han pasado 3 años el dolor sigue y se siente tan vivo como si aún fuera 2019.