El infame puente atirantado de la ciudad de Pachuca, que se construyó durante la administración de Omar Fayad, cumple un año de funcionamiento y ha sido una obra marcada por el derroche y la mala planeación que no ha podido aliviar los problemas de tráfico donde fue construido.
Anuncio del Puente Atirantado
Fue en el año 2019 cuando se anunció con bombo y platillo la construcción de dicho puente y se presentó un render que daba un toque futurístico a la glorieta 24 horas que ha sufrido distintas modificaciones casi cada década desde 1960 gracias al incremento de la población en la zona metropolitana de Pachuca.
De forma inmediata, decenas de trabajadores dependientes del gobierno estatal, hicieron el trabajo de alabar la obra y destacar los beneficios de un puente que prometía aliviar el tráfico en uno de los cruces más conflictivos de la capital.
De forma casi inmediata también se levantaron las voces de ingenieros civiles, arquitectos y planeadores los cuales vieron fallas evidentes en su diseño simétrico que causaría evidentes problemas de incorporación y salida. Estas fueron ignoradas. La orden era cumplir el capricho del gobernador sin oposición alguna.
Su construcción estuvo plagada por anomalías, la más grande de ellas el precio desorbitante de 500 millones de pesos que equivale a un quinto del presupuesto anual de carreteras para el estado de Hidalgo.
Dicha cantidad de dinero se utilizó en una obra que solo tiene 3 kilómetros de longitud de ida y vuelta y cuya propiedad de puente atirantado no tienen ningún beneficio para los contribuyentes del estado y que solo sirve para embellecer una obra que debía ser funcional, y no lo fue.
Además, el ser atirantado justificó que el gobierno del estado importara acero desde Francia, operación que no era necesaria pues los proveedores nacionales estaban más que calificados para satisfaces las demandas de dicho material.
Una investigación periodística exhaustiva demostró que se realizó un entramado legal el cual imposibilitaba conocer las empresas y dueños que realmente se beneficiaron con el sobrecosto del puente, la importación de material de Francia y los retrasos que supuestamente derivaron en multas que nunca fueron cobradas por el estado.
Después de casi 10 meses de retraso y miles de horas productivas perdidas en el tráfico por los automovilistas que tuvieron que aguantar este martirio, fue abierto al tráfico el puente en una ceremonia apresurada donde se veía que el gobernador quería deslindarse ya de la obra insignia de su mandato.
Casi de forma inmediata comenzaron los problemas, se crearon embudos de tráfico por la malísima planeación de la Super Vía Colosio, la más importante tenía que ver con la pésima decisión de quitar la incorporación al puente de Soriana con dirección a Tulancingo.
Esto creó filas kilométricas para quienes venían del sur de la ciudad y buscaban incorporarse como habían hecho por tantos años al puente que cruza el Boulevard Nuevo Hidalgo.
Pero esté no fue el único problema, las incorporaciones y salidas del Puente Atirantado también fueron un desastre mayúsculo, tanto así que la incorporación de Soriana fue sellada de forma temporal con una barrera de concreto.
Punto aparte es la glorieta 24 horas la cual se convirtió en una trampa tanto para automovilistas como para peatones, de acuerdo a las últimas estadísticas al menos ocurre un choque y un atropellamiento por día.
A pesar de haber una clínica del IMSS, centros comerciales y centros educativos en los alrededores, el presidente municipal, Sergio Baños, no ha querido implementar topes, ni semáforos ni ha querido multar las faltas de tránsito. La orden es sencilla, el capricho de Omar Fayad debe de quedar intacto.
En vez de atender los problemas para reducir accidentes y atropellamientos, Sergio Baños se ha limitado a lanzar una campaña en Facebook para invitar a las personas a manejar en la glorieta de forma correcta, campaña que por los choques que se viven cada día, ha sido un fracaso.
Además, la glorieta crea un agujero enorme de espacio sin utilizar en este importante cruce, espacio que bien podría ser usado para poner una comandancia de la policía municipal, un centro cultural, vaya, hasta un parque, obviamente la prioridad es que ese espacio no se use para evitar cambiar el trazo original de Fayad.
Después de la entrada del nuevo gobierno estatal liderado por Julio Menchaca, se han hecho adecuaciones sobre el puente para acotar las incorporaciones y reducir los accidentes y la congestión que se produjo por esta obra de 500 millones de pesos.
Esto ha significado un gasto extra de la tesorería, dinero que se pudo haber usado para tantas otras deficiencias que existen en el estado pero que tienen que ser invertidos en el puente atirantado cuya planeación ineficiente sigue costando a los contribuyentes.
Al menos los alrededores del puente atirantado se han iluminado. Error. El puente destaca como un haz de luz en medio de las oscuras laterales y calles de las colonias aledañas, lo que es más, ni siquiera los paraderos de transporte público bajo el puente están bien iluminados.
¿Cuántas cosas no se hubieran podido hacer con esos 500 millones de pesos mal gastados, cuántas carreteras no se hubieran podido construir o repavimentar, cuantos puentes mucho mejor planeados no se hubiera podido ejecutar?
Y ahí está el famoso puente atirantado, un monumento a la ineptitud, corrupción, derroche y capricho avalado por toda la estructura estatal para complacencia del gobernador que pensaba modernizar a Pachuca con tirantes de luz y concreto suspendido.
Ojalá el nuevo gobierno tome nota y se de cuenta que la ciudad necesita mejor planeación, menos concreto hidráulico innecesario y más vías de comunicación eficientes, andadores, banquetas, ciclovías y sobre todo, espacios seguros para que coches, peatones, bicicletas y transporte público pueda convivir.
Ojalá los ciudadanos en el futuro voten por políticos que de verdad quieran implementar soluciones de tránsito eficientes y no se dejen llevar por fachadas de bonitos puentes atirantados y tendido de concreto sin planeación.
Pero sobre todo, ojalá nunca se vuelva a hacer un mediocre puente atirantado como el que ahora vivirá en la ciudad de Pachuca por decenas de años causando más problemas de los que tuvo que resolver.